Mientras cursaba sus estudios en la Universidad de La Plata le dio mayor impulso a su militancia, integrando el centro de estudiantes de esa casa de estudios.
Se recibió de médica en 1972 y 2 años más tarde viajó al hospital de Pilcaniyeu, localidad que la cobijó el 24 de marzo de 1976, lo que considera la noche más negra y triste de nuestro pasado, con temor y silencio, pero nunca olvido, sostiene Olivera.
En 1982 la trasladaron a Bariloche, donde comenzó a ejercer en distintas áreas de un nosocomio devastado y abandonado. Primero ocupó un cargo en el servicio de pediatría. Desde ese espacio también fue una defensora de los Derechos Humanos, acompañando a muchos de los vecinos que acudían al Hospital reclamando por sus familiares detenidos, o en algunos casos desaparecidos.
En su activa vida social formó parte de la creación de la Central de Trabajadores Argentinos (CTA) en Río Negro, junto a la ex dirigente Graciela Bedini y Daniel Gómez. Y también se conformó la seccional local de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE).
Durante su vida de lucha sindical, participó en múltiples acciones en reclamo -principalmente- de justos derechos. Así acompañó al SOYEM, UNTER, ATE, jubilados desocupados y muchas otras instituciones, sin confundir "donde esté el pueblo y su lucha y donde los aduladores del poder".
Fue una de las impulsoras de pintar los pañuelos blancos en la plaza del Centro Cívico junto a renombrados dirigentes.
En el año 2007, se jubiló y por un motivo de salud debía alejarse por un tiempo de su incansable lucha.
Parafraseando a Evita, la "negra" Olviera dice que "soy peronista por conciencia nacional, por procedencia popular, por convicción personal y por apasionada solidaridad con mi pueblo. Así soy".
El proyecto del Concejal será tratado en breve en el recinto legislativo, para luego hacer entrega de una distinción acorde al reconocimiento.