Al cumplirse el 11º aniversario de la fatalidad en la que 4 jóvenes de la ciudad perdieron la vida, se realizó este jueves el sentido acto conmemorativo. “Queda mucho por trabajar, reconociendo que tenemos un problema: beber y manejar es tener un asesino al volante”, afirmó el intendente Gustavo Gennuso.
En el sitio en el que fallecieron Laura González, Eduardo Mansilla, María Ester Bentancur y Marina Bentancur (todas víctimas de entre 14 y 17 años), la comunidad se congregó para recordarlos.
Nora Block y Marita Ortega, integrantes de la Mesa 6 de Septiembre, recordaron que el dolor de las familias puso en funcionamiento ese espacio, con el acompañamiento de autoridades municipales y provinciales, para prevenir el consumo entre los jóvenes en base cuatro líneas de trabajo: “consumir con responsabilidad”, “si bebés no manejes”, “cuidémonos entre todos” y “no olvidar que siempre alguien te espera”.
Lamentaron que los informes de los controles de alcoholemia no reflejen una merma en el consumo al volante, pero afirmaron que les da fuerzas para proseguir y repensar las acciones. “sabemos que nuestro aporte es un granito de arena, pero tenemos que seguir trabajando para que no vuelva a pasar un accidente como éste. Concientizar es el camino”, definieron.
Julio González –papá de Laura- agradeció la presencia de las autoridades, miembros del Grupo GEN e integrantes de la Mesa, espacio que impulsó y en el que trabajó durante casi una década. “Seguramente pronto volveré a estar, porque la Mesa es mi hija y son los chicos”, anticipó. Requirió fortalecer la fiscalización y el acompañamiento a organizaciones, clubes e instituciones que trabajan para generar alternativas para los jóvenes.
El Intendente, por su parte, rindió homenaje a los jóvenes y consideró que el sitio del accidente “es un lugar de mucho dolor pero también de resurrección, que vino de la mano de los papás de los chicos y de una parte de la comunidad que se hizo cargo a través de la Mesa 6 de Septiembre, que muchas veces nos marca el camino y nos va picoteando para que hagamos bien las cosas”.
Expresó su malestar con la cantidad de test positivos de alcoholemia: “Hay sábados que no nos alcanza el playón municipal por la cantidad de autos acarreados”, dijo, aunque señaló que se están realizando más controles, y muchas veces simultáneos en distintos sectores.
También se mostró esperanzado: “Veo también mucha más conciencia entre los jóvenes. Empieza a haber un cambio, no tan rápido como el que necesitamos, pero queda mucho por trabajar, reconociendo que tenemos un problema: beber y manejar –como se lo dijimos recientemente a un Legislador de Río Negro- es tener un asesino al volante”.
Finalmente, el Padre Pepe Lynch, en representación del Obispado, compartió que “desde el ámbito de la fe, los chicos que murieron trágicamente hace 11 años viven, están presentes en el corazón de todos nosotros, de la comunidad y de un Bariloche que tiene que darse cuenta de la importancia de cambiar los hábitos, su forma de vida, generar espacios de recreación donde respetarnos y acompañarnos”.