El Concejo sancionó la norma que establece condiciones de salubridad e higiene para el rellenado de botellones retornables. También incorporó el rubro “cervecería” al código de habilitaciones y los “puntos de recarga”.
Por unanimidad, los ediles aprobaron la Ordenanza impulsada por Julia Fernández (JSB), terminando con un vacío normativo en la materia. “Existía una modalidad de venta que no estaba legislada, en una ciudad con una creciente industria cervecera artesanal, reconocida por su calidad”, enmarcó la concejal.
El articulado se trabajó durante meses con las áreas de fiscalización de la comuna, el sector cervecero y particulares. “Esta mesa de trabajo estableció los requisitos que se deben cumplimentar para la limpieza del recipiente antes de rellenarse, ante la necesidad de resguardar la salubridad de los consumidores y la calidad del producto”, afirmó.
Cada establecimiento tendrá un procedimiento operativo estandarizado de seguridad que debe estar certificado por un profesional habilitado en la materia. Este procedimiento estará a disposición para las inspecciones y para cualquier cliente que quiera conocer el protocolo.
“Con el acompañamiento de los emprendedores de la ciudad, acordamos una etiqueta prefijada con información clave para los consumidores vinculada tanto del producto como a la concientización, para lo que se contó con la colaboración de la Mesa 6 de Septiembre” añadió Fernández, felicitando a los productores locales, “que siempre están a la vanguardia para mejorar su producto y el servicio”.
En la norma aprobada, se incorporó el rubro “punto de recarga exclusivo” de venta fraccionada hasta 2,5 litros, para consumir fuera del establecimiento, y se estableció el rubro “cervecería” en el código de habilitación.