El artista plástico Andrés Zerneri relató el proceso de gestación del proyecto y recibió llaves para la creación del monumento a la mujer originaria que impulsa junto al historiador Osvaldo Bayer. “Queremos que en la ciudad que dice tener el mayor patrimonio escultórico del mundo, la más grande no hable de Europa, si no de nuestra tierra”.
Zerneri fue convocado por la Semana de Acciones por la No Violencia hacia las Mujeres, y brindó una charla abierta en el Centro Cívico -de la que participaron también la subsecretaria de Cultura, Ana Gerón, y los concejales Viviana Gelaín y Gerardo Ávila- donde se recibieron llaves para aportar bronce al proyecto.
En ese marco, narró que la idea se originó con la experiencia de haber hecho el monumento al Che Guevara, que fue donado a la ciudad de Rosario en el 80 aniversario del nacimiento del revolucionario. “La figura del Che llegó a nuestras casas porque alguien la compró. El sistema tiene estas cosas: al que no le gusta el sistema, tiene una remera para venderle con la cara del Che”. Por lo que observó la necesidad de generar una escultura de él “que no tenga nada que ver con el dinero, para que se transforme en una prueba física de la voluntad de muchas personas que desean que ese monumento esté ahí, en el espacio público”.
Luego de esa experiencia, concurrió a una charla de Osvaldo Bayer, quien delante suyo opinó que, con el mismo sistema, sería bueno rendir un homenaje a los pueblos originarios. “Para mi fue como una orden”, admitió Zerneri. Sin embargo, Bayer indicó que “no podíamos hacer nada sin la anuencia de los pueblos originarios”, por lo que plantearon la propuesta en un encuentro, recibiendo en principio una contundente negativa. “En un lugar donde se estaba planteando cortes de ruta, coserse la boca en huelgas de hambre para defender territorio, venía un grupo de porteños a proponer hacer un monumento en bronce hecho con llaves”, contextualizó el artista.
Después de un tiempo, una persona de la Confederación Mapuche llegó a su taller con una bolsa con llaves, entendiendo que era en Buenos Aires donde debía producirse un efecto de comunicación “para que el porteño se entere de que los pueblos originarios existen, que son parte de nuestra historia actual y nuestro futuro”; y porque los medios de alcance nacional están concentrados allí.
Evaluó que en el país “está lleno de monumentos al indio” que contribuyen a la estigmatización, porque “se parecen más a Vilas después de un partido”, con vincha, tapa rabo, músculos y un tipo de lanza “que en la región sudamericana no está”. Una generalización masculina, desde el norte hasta el sur, como si sólo hubiera una cultura originaria.
En encuentros con comunidades se definió trabajar el monumento desde lo femenino. “No es una mujer compungida, víctima. Es una mujer con un buen semblante, estoica, orgullosa. Porque los pueblos originarios no son una problemática, son una cultura, parte de nuestra diversidad. Pensamos en una mujer hermosa de 80 años de los pueblos originarios, que nos enseñe la belleza desde ese lugar. Esa mujer a la que más respeto se le tiene, una biblioteca viviente a la que se le consulta cada cosa que acontezca en las comunidades”, describió, entendiendo que esa particularidad le asigna otro valor, ya que la cultura occidental “piensa otra cosa de nuestros viejos”.
Finalmente, definieron erigirla de diez metros, para que sea la obra en bronce más grande del país. “No para batir un récord”, aclaró, sino para que en Buenos Aires “que se dice ser la ciudad con mayor patrimonio escultórico del mundo, la más grande no hable de algo que tiene que ver con Europa si no con nuestra tierra”. Y el sistema, al igual que con el monumento al Che, está siendo participativo, porque si bien el bronce es caro, “cualquier persona en algún momento descarta alguna llave”: está al alcance de todos y tiene la simbología de servir para abrir puertas.
Antes de formar parte de esta charla enmarcada en las acciones organizadas por el espacio de trabajo para la prevención de la violencia de género que se reúne en el Concejo Deliberante, Andrés Zerneri fue recibido por el intendente Gustavo Gennuso.